Son alegres, sociables y llenos de amor. Cualquiera que viva con una mascota sabe cuán fuerte puede ser el vínculo entre la mascota y su tutor. Este sentimiento es aún más fuerte en un momento en que las personas están cada vez más distantes entre sí. Por lo tanto, no se puede negar: Las mascotas llenan nuestro vacío y nos ofrecen la oportunidad de tener un vínculo afectivo importante. Son una fuente casi inagotable de atención y cariño. Los avances en medicina veterinaria y nutrición han aumentado la esperanza de vida de los animales. Sin embargo, es natural que las mascotas vivan menos que los humanos. Por tanto, el duelo por la pérdida de nuestros compañeros es una realidad para la que todos debemos prepararnos. Cabe mencionar que, a pesar de los prejuicios que aún existen, el vínculo entre un tutor y una mascota es genuino y debe ser respetado. Independientemente de la especie, el cariño y el dolor de partir son verdaderos. Por tanto, el duelo existe y debe ser vivido con dignidad. Hablaremos más al respecto más adelante.

Proceso de muerte

El proceso de muerte y duelo por una mascota puede ser lento y agotador en muchos sentidos. A medida que la mascota envejece, tiende a perder vigor y salud. Como resultado, exigen más atención. Al mismo tiempo, el dueño también pierde referencia a cómo era la mascota años antes. En los ancianos, las enfermedades crónicas tienden a manifestarse con mayor fuerza, perjudicando la calidad de vida de toda la familia. Por lo tanto, es común que padezcan problemas de salud crónicos, como cambios ortopédicos y de la visión, además de la aparición de enfermedades cardíacas y oncológicas, que pueden requerir intervenciones quirúrgicas y tratamientos complejos. A pesar de todo esto, es muy importante aprovechar al máximo cada momento de salud con tu pareja. Y esto se vuelve cada vez más relevante a medida que pasan los años. En la vejez, compartir momentos de paz contigo formará recuerdos afectivos para el resto de tu vida.

Luto anticipado

El duelo anticipatorio es precisamente el proceso de decir adiós en vida. Es decir, significa ser consciente de que la mascota está pasando por algo natural. Significa ofrecer cariño, cuidado y amor durante todo el proceso de morir. Así, tanto la mascota como su tutor sufren menos la despedida. Este proceso comienza a darse cuando la familia recibe un diagnóstico difícil, y muchas veces terminal, cuando la medicina veterinaria no puede ofrecer una cura. Por ello, el apoyo de un veterinario de confianza es muy importante. De preferencia, un profesional que acompañe a la mascota durante toda la vida y conozca su historial clínico y familiar. Con la ayuda del médico veterinario, el tutor podrá entender qué está pasando con su mascota. De esta forma, el profesional podrá sugerir intervenciones y tratamientos paliativos, que harán más fáciles y cómodos los procesos de muerte y duelo. Aprovecha al máximo la vida con tu mascota. Cuando llegue el momento, ofrécele todo el cariño, cuidado y amor que se merece. ¡Valdrá la pena! Fuente: Pet Support

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